PRODISEÑO, escuela de comunicación visual y diseño.

jueves, 25 de octubre de 2007




Dos reflexiones del maestro Alirio Díaz, el músico, nativo del caserío de la La Canducha, en el estado Lara.


Un artista, un verdadero artista -yo sé de qué estoy hablando- debe entrenar su capacidad para soportar calamidades, hambre, sacrificios, agotamiento, renuncias de todo orden, debe estar preparado para conocerse a sí mismo y ver en su interior tanto la maravilla como el espanto.


Yo no puedo abandonar la guitarra porque ella está dentro de mi, camina en mis zapatos y respira en mi pecho. Si yo quisiera dejarla no podría porque sería ella la que no me abandonaría. Eso equivale a preguntarme si en todos esos años en Europa yo dejé, por un instante, de ser un ciudadano de la Canducha. Y cómo.

Un hombre no puede colgar el alma.